martes, 12 de agosto de 2014

Robin Williams, o la ternura personificada

En la madrugada del segundo lunes de este agosto, se conocía la noticia del fallecimiento de Robin Williams, una de las grandes figuras del cine de los últimos años.

Con su partida, el estrellato se apaga casi de pronto: atrás quedan los años de bonanza de Hollywood, aquella época de esplendor de las nuevas "stars". Si Julia Roberts fue la sonrisa más cotizada, la de Williams era la sonrisa más triste, pero carismática, del panorama cinematográfico estadounidense.


Personalmente, marcó mi infancia con la entrañable Jumanji, aunque la lista de sus trabajos es larga, tanto en cine como en televisión, así como la de los premios que recibió (Óscar y Premio del Sindicato de Actores al Mejor Actor de Reparto, varios Globos de Oro).


En definitiva, su estela se ha apagado, pero nos queda su legado. DEP.






domingo, 27 de julio de 2014

Tres luces clásicas

La importancia de la luz solar en nuestra percepción visual del mundo es innegable: nos influye el punto en el que estemos (Ecuador, Polos...), la estación del año, la hora del día o las condiciones atmosféricas. Los operadores cinematográficos, ya desde los comienzos de su historia, eran conscientes de esto y se aprovechaban de la luz diurna para traducir, de un modo estético, lo que le pedían los realizadores, primero en blanco y negro (trasponiendo los colores naturales a una gama de grises, blancos y negros) y, más tarde, con las luces de color, en los rodajes al aire libre.

También fue muy relevante la luz artificial, producida por la energía eléctrica, al permitir el paso de los primeros estudios, sometidos a las variaciones de la luz diurna por cubrirse con una cristalera, al arco eléctrico y la tecnología de las lámparas de vacío, que evolucionó rápidamente y permitió a los cineastas la invención de nuevas formas de iluminación, partiendo incluso de la oscuridad para crear luces.


LA LUZ CLÁSICA Y LA LUZ BARROCA 

La luz clásica tiene un amplio sentido simbólico y dramático, de la mano de los expresionistas (Leni, Wegener, Wiene), Murnau (Amanecer, Fausto, Nosferatu), Lang (El vampiro de Dusseldorf, Metrópolis) o Pabst (La caja de pandora). En el cine mudo de Stroheim, Borzage, Vidor, Gance o Epstein, también se da una fuerte carga dramática, plasmada sobre todo en la magnificación de la sombra del personaje malvado (Nosferatu, Iván el Terrible), ya que se trata de imponer al espectador un sentido único y sólido del que no pueda escapar.

Los grandes realizadores y operadores alemanes se ven obligados a exiliarse a Hollywood, y con ellos, se llevan el expresionismo, que a partir de este momento, va a marcar profundamente el cine americano, en particular en el cine negro y terror, los géneros dramáticos por excelencia, que muestran la verdadera iluminación clásica. Éste es el caso de casi toda la obra de Lang, y también sucede en Hitchcock (Sospecha, Psicosis) o Welles (Sed de mal).

Y es que la luz está condicionada por el género. En un thriller o película de terror, la dramatización estará más marcada mediante ataques violentos, tales como angulaciones, mientras que un melodrama necesita efectos más discretos, y la comedia desdramatiza la iluminación. Así, se van a generar sensaciones y, por tanto, una atmósfera ambiente (o lo que es lo mismo, la tonalidad).

Escena de Nosferatu de F. W. Murnau, 1922

En cuanto a la jerarquización clásica, la función principal de la luz es resaltar el primer término (al actor) pero, en la práctica, lo que hace en realidad es llamar la atención sobre zonas específicas, dar importancia a determinadas cosas y difuminar otras, algo que ya supo utilizar la escuela soviética (Pudovkin) para resaltar el trabajo expresivo del actor. El star system de Hollywood, del que hablaremos en otra ocasión, es el culmen de esa jerarquización, al diferenciar, como en una pirámide, a todo el equipo, desde la estrella al último de los figurantes. Tanta es la importancia de los actores que se les iluminará independientemente de los decorados.

La posterior salida generalizada del estudio provoca la conciencia de un mínimo de realismo, por lo que esas exageraciones jerárquicas ya no tienen cabida. Y sobreiluminar va en contra de la dramatización, porque lo que ésta requiere son contrastes y matices, y además, el juego y el diálogo asumen toda la relevancia, en contra de  la fotografía, la forma y la sustancia, que la pierden. 
Marlene Dietrich en El expreso de Shangai,
Josef Von Sternberg, 1932

Por otro lado, dentro del cine clásico se dio otra tendencia más barroca, con el claro objetivo de hacer el lenguaje lumínico más flexible, rico y complejo a través de la exploración de todas las formas y estados posibles de la luz.

El primer cineasta barroco fue Sternberg, el único que va más allá de la north-light, convirtiendo a la luz en el tema principal de la película, incluso iluminando de forma distinta cada detalle del rostro femenino, dentro de un solapamiento de las iluminaciones (en las cuales, a su vez, se solapan los reflejos y claroscuros), los decorados y el vestuario, como sucede en El expreso de Shangai o The devil is a woman. Deja de ser una luz sólidamente sometida al sentido obvio, aunque sigue siendo dramática.

El trauma provocado por la Segunda Guerra Mundial provoca también una fuerte impresión en la manera de representar, por lo que a partir de ahora, el hecho de dar varios sentidos a la luz será la metáfora de la carencia de sentido que toma el mundo en este momento. Esto es lo que sucede con Bergman (Prisión), Tarkovski (Stalker, La infancia de Iván) o Fellini.


LA LUZ MODERNA

Más propia de un cine de la denotación, la literalidad y la presentación, la luz moderna busca captar las cosas tal y como son, de dos maneras: 

- a través de luces heterogéneas, sobre todo de la civilización, ya que la realidad tiene asperezas, saltos o rupturas de luz;
- y mediante luces homogéneas, relativamente diferenciadas y neutrales de cualquier sentido, por lo que se oponen a la teatralidad clásica. Es la vía de Bresson, Tati (luz brillante), Pasolini (luz blanca), es decir, de una luz a manchas pero no plana.

La luz solar reúne ambas actitudes, puesto que en la naturaleza la luz es homogénea pero matizada y neutra, aunque salpicada de variaciones accidentales que el moderno registra pero no quiere evitar ni borrar. Rosellini, Rohmer y Straub serán los pioneros en utilizarla a su favor, registrando la realidad en su estado bruto.


La luz moderna deja que seres y cosas sean iguales, sin ser monótona. Carece de efectos, es sencilla, ya que lo que se espera de ella es una mínima condición de lenguaje. Se dan dos tendencias: por una parte, se graba la insignificancia lumínica del mundo (Rohmer, Straub, Depardon), ateniéndose a la estricta realidad, y por otra, se la acecha y captura de un modo forzado (Alemania, año cero de Rosellini).

Escena de Alemania, año cero, R. Rossellini, 1948

miércoles, 9 de julio de 2014

LA SENSACIÓN LUMÍNICA EN EL CINE

La luz es indispensable en nuestra vida, nos acompaña durante las 24 horas del día, ya sea de manera natural o artificial. Y entonces, ¿por qué son tan "misteriosas" las técnicas de iluminación usadas en el Cine, si sabemos que para grabar en exteriores se necesita algún tipo de iluminación, y en un estudio son necesarios los focos? Es extraño pensar que para una sencilla entrevista se han necesitado una docena de focos, mientras que un complicado efecto lumínico se realiza únicamente con un foco.

LA GRAN RELEVANCIA DE LAS TÉCNICAS DE ILUMINACIÓN

Hay una serie de razones que avalan la importancia de las técnicas de iluminación: 

- La intensidad de la luz: para lograr imágenes de gran calidad, el nivel de luz debe ser apropiado a la sensibilidad del medio usado y a la apertura de las lentes, porque si hay poca luz, el enfoque se complica y se producen defectos de imagen (ruido); 
- El contraste en la iluminación: es desconcertante encontrar áreas muy iluminadas frente a profundas sombras; 
- Un efecto pictórico consistente: un objeto puede iluminarse mucho desde una posición de la cámara y desdibujarse desde otra, incluso resultar menos atractivo al cambiar el ángulo.

La  iluminación debe ajustarse a las técnicas de producción: si una sombra cae sobre un objeto, distraerá al público a medida que la cámara se acerque. Importa también la iluminación inadecuada, ya que si es pobre produce imágenes planas o bidimensionales, mientras que una adecuada crea ilusión de profundidad y solidez, y los objetos se separan del fondo. Si la elegimos mal, provocaremos que la imagen aparezca artificial y poco convincente, si está bien, favorece la impresión de realismo. A su vez, si no la controlamos, genera distracción porque se generan sombras arbitrarias, mientras que una cuidadosa evita estos problemas. Además, crea ambientes apropiados al tipo de obra y objetivo del guión, afecta al aspecto del objeto según la forma en que cae sobre él (puede parecer bello, feo, misterioso, deformado, austero, vulgar…).


¿Y qué puede hacer la iluminación? No solo sirve para hacer visibles las cosas, sino que permite manipular la impresión que causa la escena con un simple interruptor o con ajustes de la intensidad de los focos, transformando el ambiente de la escena. 

Las posibilidades de la iluminación son muchas: destacar formas, texturas y detalles aprovechando la cobertura, calidad y dirección de la luz; ocultar situando cuidadosamente las sombras; insinuar rasgos que no existen, como agua, nieve cayendo, ventanas, follaje, etc; modificar ideas de tamaño y distancia de una imagen; ajustar el color de los objetos; destacar o suprimir contornos o detalles (estilo de “silueta”); acentuar la solidez y la forma (estilo claroscuro); construir un determinado ambiente o sugerir la hora del día, el tiempo que hace o el lugar en el que transcurre la acción. Todo ello influye en la respuesta de la audiencia: fascina, desconcierta o estimula al espectador, de ahí la gran importancia que tiene la luz.

EL SIGNIFICADO CINEMATOGRÁFICO DE LA LUZ

Todos conocemos la definición de luz, pero en Cine ésta abarca tres significados: 

1. Técnico, es decir, la cantidad y calidad de los rayos luminosos del sol o de una fuente artificial, a lo que se unen unos términos precisos (luz elegida, medida, coloreada, dirigida, degradada, polarizada). Estamos hablando de la luz que llega a la naturaleza, los seres y las cosas a una velocidad de 300000 Km/s, y que es la que impresiona la película;

2. Psicológico, ya que podemos considerar que la luz plasma las emociones, nos hace comprender lo que vemos en la pantalla; es  “crear luz”, dominar esas emociones producidas por la luz y el efecto sensible en los cuerpos y los rostros, los decorados y los objetos puesto que según cómo el sujeto/objeto se sitúe bajo la luz, distintos adjetivos usaremos para calificar la emoción que nos produce. Para iluminar se trabaja con la luz, interviniendo en su dirección, intensidad, suavidad, dureza, su relación con la sombra que delinea;

3. Cultural, que es lo que el director de fotografía utiliza para crear la luz de una película, es decir, referencias a la pintura, fotografía, literatura, incluso a la música, al lenguaje y a la arquitectura.


LA IMPORTANCIA DE LA FOTOGRAFÍA EN EL CINE

Una película es un relato arrancado a la oscuridad y un pasado registrado en el presente por la cámara. La luz lo fija en el material sensible (la película) y lo revela a nuestro ojo en la pantalla, por lo que todo lo que vemos en ella, tanto los cuerpos en movimiento como lo que parecen evidentes imágenes impresas, no son más que tiempo. Precisamente, la relación que existe entre el tiempo, la duración, y la luz determina la diferencia entre fotografía cinematográfica y fotografía en general a partir de dos principios:

 - el físico (persistencia retiniana o remanencia, es el fenómeno que consiste en que la retina tiene la sensación de seguir percibiendo, durante 1/20 segundo, la imagen en la pantalla, mientras que el obturador la enmascara durante 1/32 veces por segundo);

- el mecánico: la biela, que es el elemento que acciona un mecanismo dentado de la cámara que permite al ojo cifrar la posibilidad de que se unan la continuidad de la luz y la discontinuidad de la sucesión de fotogramas. Este mecanismo transforma un movimiento circular continuo en uno rectilíneo alternativo, y lo inventó Louis Lumière en 1895 pensando en la máquina de coser de su  madre y el avance del tejido bajo la prensilla. En aquel momento, permitía el avance entrecortado (16 veces por segundo) de cada imagen durante la toma y la proyección.  Un obturador rotativo enmascara la entrada de luz durante el desplazamiento de la película para la impresión o proyección sucesiva de las imágenes, originando una ilusión de continuidad del movimiento.

La luz nos permite percibir instantáneamente la imagen siguiente debido a su velocidad, con lo que nos restituye el movimiento registrado, dando la impresión de continuidad. Esta invención primero se llamó cronofotografía (de Chronos, tiempo) y después cinematógrafo. Es decir, para inventar el cine fue necesaria la fotografía. 

La cronofotografía fue indispensable ya que estimuló la investigación al mostrar lo que no se veía a simple vista, por ejemplo el galope de un caballo. Mientras, la fotografía permitió fijar la realidad de un instante del movimiento: bastaba con que los fotogramas se sucediesen rápidamente para seguir su desarrollo. El fusil fotográfico de Jules Marey es la última etapa antes del cine.
Cronofotografía, Edward Muybridge, 1877

La fotografía cinematográfica es el resultado visible de toda esta evolución, y aunque cree una luz de gran calidad, lo que conserva es tiempo: los principios luz y tiempo están indisolublemente unidos. La luz de la realidad es la luz del mundo, natural y artificial, y construye un vocabulario lumínico de emociones personal, no universal: el día y la noche, la luz y la sombra, provocan calor y frío, calma y miedo, pero no de la misma manera o con la misma intensidad en todas las personas.